Escuelas alternativas

“A menudo la escuela enseña contenidos del siglo XIX con profesores del siglo XX a alumnos del siglo XXI”. Como Monereo y Pozo (2001) resumen en esta frase, el sistema educativo actual fue creado durante la revolución industrial con el objetivo de preparar individuos para el trabajo en fábricas; un trabajo repetitivo y carente de innovación (Robinson, 2010). No obstante, la sociedad del siglo XXI ha sufrido grandes cambios a nivel político, socioeconómico y cultural. La revolución del conocimiento ha permitido el libre acceso a la información; un conocimiento en constante evolución. Se demanda, por lo tanto, un perfil de ciudadano innovador, adaptable y capaz de dar solución a nuevos retos. Sin embargo, aunque las necesidades han cambiado esto no se ha traducido en un cambio en el paradigma educativo (Robinson, 2010).

En los últimos años se ha incrementado el interés por las metodologías activas, cuyo objetivo principal es implicar al alumno en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Existen un conjunto de escuelas, denominadas escuelas alternativas, que están alcanzando gran popularidad y cuyo fin es el desarrollo integral del individuo mediante metodologías activas que se alejan de las convencionales. Miller (2004) clasifica las alrededor de 30 tendencias educativas en 6 categorías: el modelo de transmisión directa, el aprendizaje libertario, el constructivismo social, la pedagogía crítica, pedagogías basadas en el desarrollo del pensamiento y la educación holística e integral. Cada una de ellas presentan orientaciones morales y filosóficas distintas: algunas tienden a maximizar la libertad de aprendizaje, mientras que otras construyen un entorno de crecimiento controlado, y otras persiguen ideales de justicia social.

 En la siguiente tabla se puede observar una comparación entre las distintas escuelas con el objetivo de identificar similitudes y diferencias:

Tabla 1: Comparación de las distintas escuelas
Nota: ABP – Aprendizaje basado en proyectos, AC –Aprendizaje cooperativo, ABE – Aprendizaje basado en la experiencia, PBL –Aprendizaje basado en problemas, ABS – Aprendizaje basado en simulaciones, AI –Aprendizaje incidental, AOA – Aprendizaje orientado a la acción.

Todas las escuelas alternativas comparten principios básicos como la enseñanza centrada en el alumno, el papel del docente como guía y apoyo en el proceso de aprendizaje, contenidos funcionales y contextualizados basados en las experiencias e intereses de los alumnos y el uso de metodologías activas. La mayor parte utilizan estilos que favorecen la participación e implicación cognitiva del alumno, así como la socialización. Además, de ofrecer evaluaciones formativas y compartidas, en las que se valora el progreso del alumno.

Los principales retos con los que se encuentran estas escuelas son:

  • La cantidad de contenido que se puede cubrir es menor;
  • La dificultad de que los alumnos transformen la información en conocimiento y se alcance un aprendizaje significativo y funcional;
  • La dificultad de satisfacer las distintas demandas de la comunidad educativa;
  • Educar para conseguir el desarrollo integral del individuo;
  • Requiere mayor tiempo de preparación para el profesor;

Por lo que estas escuelas suelen realizar una selección de contenidos inclusivos e interdisciplinares y enseñan al alumno a aprender a aprender (Monereo y Pozo, 2001). Eison (2010) demostró que las metodologías activas implican al alumno en el proceso de enseñanza, contribuyendo a la formación del pensamiento crítico y creativo y al trabajo en equipo. Los alumnos establecen relaciones saludables creando el clima adecuado para expresar sus ideas y pensamientos, explorar y comprender valores individuales y colectivos y reflexionar acerca del proceso de aprendizaje. Estas prácticas promueven actitudes positivas, mejora la persistencia y en última instancia se refleja su éxito en resultados más elevados (Eison, 2010).

Bibliografía: