Las pedagogías basadas en el desarrollo del pensamiento presentan dos corrientes principales: pedagogía Waldorf y la pedagogía científica de la escuela Montessori. Ambos modelos respetan y enfatizan el desarrollo individual, mental, espiritual, físico y psicológico del individuo, remarcan la importancia de los entornos de aprendizaje y los materiales utilizados en la enseñanza. El factor más relevante es que ambos reconocen la existencia de distintas etapas en el desarrollo del pensamiento e identifican una serie de aprendizajes y experiencias más apropiadas y beneficiosas durante cada etapa. Estos sistemas están centrados en el alumno, los entornos de aprendizaje están altamente estructurados con un profesor que tiene un rol activo (Miller, 2004).
La escuela Montessori está basada en la capacidad del alumno de explorar y aprender autónomamente, así como ayudar y colaborar con los compañeros. Montessori defiende la pedagogía científica centrada en el alumno y promueve el compromiso autodirigido. Se enfatiza la independencia, la libertad con límites y el respeto por el desarrollo psicológico natural del individuo. Cada estudiante es único y por lo tanto su proceso de desarrollo es diferente. Las clases son entornos preparados, dentro del cual cada individuo decide qué actividades va a realizar y organiza su acción independientemente en las distintas áreas de acuerdo con sus necesidades psicológicas. Estos espacios deben satisfacer las necesidades de los alumnos en cada etapa. La curiosidad intelectual, la emoción y el descubrimiento requiere de una continua interacción entre el individuo y el ambiente. El aprendizaje es un proceso complejo donde los materiales, habilidades del profesor y el currículo son esenciales para alcanzar el éxito. Aunque también existen otros factores, como el entorno físico y el diseño de la escuela, que afectan los logros de los alumnos, su asistencia y motivación. Por ejemplo, clases con buena iluminación, luz natural y un diseño atractivo han mostrado generar mejores resultados (Al, Sari y Kahya, 2012).
Montessori propuso el conocido programa Erdkinder, para los alumnos de secundaria. Este programa consideraba que los alumnos vivieran independientemente en una granja. Estos estudiarían la historia de la tecnología y la civilización, mientras que aprendían hábitos prácticos, valores y habilidades para asumir el papel de adulto. El objetivo es que los alumnos desarrollen un sentido de conexión con la tierra y comprendan el valor del trabajo. Este programa promueve la expresión a través de la música, arte, hablar en público y el teatro, además de las lenguas, matemáticas, ciencias, historia e innovaciones tecnológicas (Morrison, 2014).
La función del profesor es crear contextos que animan al alumno a participar independiente. En este proceso el profesor observa, ofrece y reconoce el trabajo de sus alumnos, mientras que estos deben ser capaces de explorar, manipular, experimentar, observar y aprender haciendo (Al, Sari y Kahya, 2012). El objetivo es conseguir el desarrollo intelectual, físico, emocional y social a través de la exploración activa, la elección y aprendizaje independiente. Todo esto mejora su autonomía y autogestión (Marshall, 2017).
La metodología empleada se centra en el aprendizaje basado en proyectos y orientado a la acción. El aprendizaje orientado a la acción es un aprendizaje activo, basado en el cuestionamiento, experimentación y autoaprendizaje. Se identifican 4 fases: fase preparatoria, en la que se definen las meta perseguidas y se organiza el trabajo; fase de discusión, donde el estudiante decide con quién y cómo trabajar; fase de desarrollo, en la que el alumno y el profesor colaboran para alcanzar los objetivos; y fase de evaluación, en la que se valora el trabajo realizado (Cuma, 2013).
El estilo de enseñanza se basa en el descubrimiento guiado (Al, Sari y Kahya, 2012). Las actividades de enseñanza-aprendizaje son muy variadas: seminarios, clases, lectura de libros, películas, salidas de campo, presentaciones, experimentos en el laboratorio, proyectos, redacciones y tareas, entre otros (Cuma, 2013).
La organización de los estudiantes puede ser tanto individual como en pequeños grupos. Los espacios permiten el movimiento autónomo e independiente y los materiales están disponibles para todos. El tiempo está organizado en bloques ininterrumpidos de 3 horas (Al, Sari y Kahya, 2012).
La evaluación del alumno es formativa y se hace a nivel cualitativo, teniendo en cuenta su actuación y progreso. El principal procedimiento utilizado es la observación sistemática, utilizando instrumentos como el diario del profesor o el registro de anécdotas. También se evalúan pruebas específicas como presentaciones y trabajos prácticos. La evaluación es compartida, el alumno recibe retroalimentación constante y se utilizan técnicas como la autocorrección y autoevaluación, en la que el alumno toma el control de su propio aprendizaje. No se utilizan calificaciones, no existe competición entre los alumnos y no hay sistemas de premio o castigo (Marshall, 2017).
Bibliografía:
- Al, S.,Sari, R.M. y Kahya, N.C. (2012). A different perspective on education:Montessori and Montessori school architecture. Procedia – Social behavioral sciences, 45, 1866-1871. doi:10.1016/j.sbspro.2012.05.393.
- Cuma, F. I. (2013). Project-based learning in teachingwith the DAF Montessori method. Procedia – Social and behavioral sciences, 70, 1901-1910. doi:10.1016/j.sbspro.2013.01.268
- Marshall, C. (2017). Montessori education: a review ofthe evidence base. NPJ Science of Learning 2(11). doi:10.1038/s41539-017-0012-7.
- Miller, R. (2004). AMap of the Alternative Education Landscape. Alternative EducationResource Organization (AERO).
- Morrison, G.S. (2014). Principles of the Montessorimethod. Early Childhood Education Today. 140-143. Recuperado de: https://www.education.com/reference/article/principles-montessori-method/