Pedagogía crítica

La pedagogía crítica es una filosofía de enseñanza progresiva cuyo objetivo es promover el desarrollo del pensamiento crítico en el alumno para generar individuos capaces de examinar las estructuras de poder establecidas, así como los patrones de desigualdad constituidos en el statu quo (Miller, 2004). La educación enfatiza la responsabilidad social y se constituye como el motor del progreso, ya que ayuda a los alumnos a desarrollar una consciencia perceptiva e investigadora de las condiciones de la cultura (Fernández-Balboa, 2004). En un mundo marcado por la violencia, la explotación, el racismo, las diferencias de clase y la globalización, el conocimiento no puede ser tratado desde un punto neutral y el alumno tiene que constituirse como un ciudadano activo y comprometido con la realidad social (Miller, 2004). Esta tendencia considera el carácter político de la educación. La escuela debe generar individuos capaces de tener una visión crítica sobre la construcción del conocimiento (Ramírez, 2008).

Uno de los principales fundadores de esta práctica es Paulo Freire, quien definió “la educación no puede ser neutral, es o un instrumento de liberación o un instrumento de domesticación”. La educación debe liberar al individuo a través de un acto consciente, comprendido y analizado (Freire,1989).

El profesor debe incitar a observar, estimular la conciencia de los alumnos con el objetivo de que estos valoren la realidad social y construyan conocimiento a partir de sus experiencias. Para conseguir este objetivo el profesor problematiza el mundo, creando las condiciones adecuadas para que tenga lugar el proceso del aprendizaje.

Los alumnos construyen nuevas expectativas, alcanzando un estado de reflexión que facilita la comprensión de su propia realidad, identificando problemas e inconsistencias y la búsqueda de nuevas posibilidades. El uso del diálogo es esencial para el proceso de aprendizaje, así como para crear un compromiso mutuo entre los participantes. Además, se fortalece la autonomía y autogestión del alumno, siendo este responsable de su propio aprendizaje. La dinámica de la pedagogía crítica se basa en la participación social, la contextualización de la educación, la comunicación horizontal y la evolución de la realidad social (Ramírez, 2008).

Los contenidos varían en función de las necesidades e intereses del alumnado, el cual participa en el establecimiento de metas, objetivos y expectativas del curso (Breunig, 2005). El contenido tratado debe ser significativo y relevante para los estudiantes. De esta manera, el alumno puede relacionar el conocimiento con los problemas existentes en la sociedad para tomar las acciones necesarias para solucionarlos. El aprendizaje implica explorar la realidad, desarrollar consciencia e intervenir críticamente en ella (Aliakbari y Faraji, 2011).

Las opciones metodológicas parten del planteamiento de problemas o problematización de la realidad e indagación sobre temas problemáticos de la vida de los alumnos a través de preguntas. Dentro del método seguido se observan 5 etapas: descripción del contenido de discusión, definición del problema, personalización del problema, discusión y desarrollo de alternativas para solucionar el problema (Aliakbari y Faraji, 2011). 

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La organización de los alumnos y espacios puede variar en función de las actividades, aunque de forma general se suelen utilizar disposiciones que faciliten el diálogo como las mesas dispuestas en círculo. Esta disposición garantiza el diálogo horizontal (Breunig, 2005).

Las actividades de enseñanza-aprendizaje son variadas, aunque todas ellas parten del establecimiento de problemas y el uso del diálogo como elemento fundamental que dirige el aprendizaje. De entre las actividades más comunes se encuentran: actividades experimentales, mesa redonda, foros, seminarios, lecturas, debates, discusiones, expresión creativa (Breunig, 2005; Aliakbari y Faraji, 2011).

El material didáctico suele ser variado, auténtico e inclusivo, y puede ser aportado por el alumno en función de sus intereses acerca de temas relevantes en sus vidas, como por ejemplo noticias, lecturas, experiencias (Aliakbari y Faraji, 2011; Breunig, 2005).

La evaluación valora las producciones de los alumnos como por ejemplo diarios, presentaciones, reflexiones críticas, exámenes y cuestionarios; teniendo en cuenta unos estándares establecidos. El alumno también está involucrado en el proceso evaluativo a través de técnicas como la autoevaluación, la coevaluación entre iguales y heteroevaluación. El proceso de evaluación está acompañado de sesiones de retroalimentación y calificación, dentro de la cual también se utiliza la calificación dialogada (Breunig, 2005).

Bibliografía: