Pedagogías basadas en el desarrollo del pensamiento – Escuela Waldorf

Las pedagogías basadas en el desarrollo del pensamiento presentan dos corrientes principales: pedagogía Waldorf y la pedagogía científica de la escuela Montessori. Ambos modelos respetan y enfatizan el desarrollo individual, mental, espiritual, físico y psicológico del individuo, remarcan la importancia de los entornos de aprendizaje y los materiales utilizados en la enseñanza. El factor más relevante es que ambos reconocen la existencia de distintas etapas en el desarrollo del pensamiento e identifican una serie de aprendizajes y experiencias más apropiadas y beneficiosas durante cada etapa. Estos sistemas están centrados en el alumno, los entornos de aprendizaje están altamente estructurados con un profesor que tiene un rol activo (Miller, 2004).

La educación Waldorf enfatiza la importancia de la imaginación en el proceso de aprendizaje y tiene el objetivo de conseguir el desarrollo intelectual, práctico, físico, emocional, social y espiritual, promoviendo la creatividad y el pensamiento analítico. Rudolf Steiner, su principal fundador, dividió el desarrollo de alumno en tres etapas: desarrollo temprano en el que las actividades que se desarrollan son principalmente prácticas y creativas; la escuela primaria en la que se centra en el desarrollo de la expresión artística y las capacidades sociales y por último la educación secundaria la cual se centra en el desarrollo del razonamiento crítico y la empatía. El objetivo es conseguir a alumnos libres, moralmente responsables e integrados en la sociedad (Barnes, 1980).

La base de esta pedagogía es la autonomía y la creatividad del profesor. Estimular al alumno es un elemento esencial para garantizar el aprendizaje, por ello se diseñan actividades atractivas. El profesor también debe considerar los distintos canales de aprendizaje (visual, auditivo y kinestético) y la teoría de las inteligencias múltiples (Curtis, 2005). Los estudiantes deben aprender siguiendo su propio pensamiento y juicio y a su vez aprender a trabajar en equipo y a colaborar (Barnes, 1980).

El currículo está estructurado para fomentar la comprensión intelectual, la capacidad de tomar juicios de valor y el desarrollo de ideales éticos como la responsabilidad social (Barnes, 1980). Los contenidos son variados y dependen de los intereses y motivaciones de los alumnos.

Las metodologías utilizadas para estudiar ciencia es el aprendizaje basado en la investigación, estrategia que refuerza el interés y la habilidad de observar, poniendo en práctica el método científico (Barnes, 1980). Todo comienza con la experimentación, en la que se observa una determinada experiencia y se construyen instrumentos que permiten recoger datos con precisión y objetividad. Posteriormente se describen los fenómenos observados, para en último lugar postular las hipótesis o conclusiones que permitirán introducir la teoría que hay detrás. De esta manera se estimula el pensamiento científico y se relaciona la realidad con conceptos abstractos. Otra de las actividades más relevantes es el trabajo en el taller, donde el alumno tiene la posibilidad de transformar la materia, crear sus propias obras e innovar. El individuo puede observar el efecto de su trabajo y esfuerzo, reforzando su motivación y autocontrol (El Til-ler, 2011). También se utilizan otras prácticas como ejercicios grupales, recitales y canciones para hacer que los alumnos se concentren y queden físicamente y emocionalmente preparados para aprender.

Los métodos utilizados son muy variados, aunque suelen favorecer el desarrollo de la imaginación, el pensamiento analítico y estar orientados hacia procesos (Curtis, 2005).

Las clases suelen durar 2 h durante varias semanas. Estos bloques están integrados en cada nivel y se trabajaran a través de multitud de actividades en la clase (Barnes, 1980). De forma general, las clases comienzan con un repaso de lo estudiado el día anterior; posteriormente se desarrollan trabajos individuales, actividades artísticas (como recitar, cantar, moverse libremente), discusiones, teatros, talleres y presentaciones.

Como recursos didácticos se pueden utilizar libros de texto, aunque normalmente la asignatura es enseñada siguiendo la narrativa del profesor, la cual involucra al alumno, y no se suelen utilizar muchos recursos electrónicos a edades tempranas (Woods, Ashley y Woods, 2005).

La evaluación del alumno es formativa, cualitativa e integrada en la dinámica de la clase. Se valora el progreso académico individual y el desarrollo personal, para identificar las necesidades de los alumnos. Los procedimientos de evaluación más utilizados son la observación, las producciones de los alumnos e intercambios orales, a través de portfolios y discusiones. El alumno participa en el proceso de evaluación a través de la autoevaluación y coevaluación, aportando retroalimentación, comentarios y negociando los objetivos a evaluar con el profesor. Estas técnicas mejoran el autoestima y autoconfianza. No se utilizan calificaciones (Woods, 2005; Barnes, 1980).

Bibliografía: