La Yurta es una asociación de familias cuyo objetivo principal es el fomento de la crianza respetuosa y la educación activa. La Yurta, la cual hereda su nombre de las viviendas nómadas usadas típicamente en Mongolia, fue construida manualmente por las familias que iniciaron este proyecto en 2017, en una labor en la que todos participaron. ¡Los resultados son maravillosos!
La Yurta es un ambiente de aprendizaje activo, un espacio diáfano y amplio en contacto con la naturaleza, en el que se favorece la participación de los estudiantes y acompañantes.
La Yurta se constituye como un compendio de varias corrientes pedagógicas sin adscribirse a ninguna en particular. Organizan asambleas semanales similares a las escuelas libres, utilizan algunos materiales Montessori y presentan algunas similitudes con la escuela en el hogar. La organización es flexible para adaptarse mejor a las necesidades de las familias.
La educación está centrada en el alumno y basada en el aprendizaje activo, el respeto y el
acompañamiento emocional del individuo. De esta forma, la motivación por aprender surge del alumno, cada uno de los cuales diseña su propio currículo. Esta motivación se alienta sin condicionamiento o castigo, dejando al alumno tomar sus propias decisiones, con lo que se incentiva la responsabilidad personal y el pensamiento independiente. También se promueve la capacidad de cuestionar y el valor de cometer errores como parte del aprendizaje.
“Lo que aprenden, lo aprenden con pasión”
Los alumnos proponen temáticas que les gustaría tratar en asambleas semanales y los acompañantes preparan talleres, actividades y acompañan al niño durante el proceso de aprendizaje.
“Los acompañantes se encargan de nutrir a los niños de la forma necesaria para que estos florezcan”
Los talleres son muy variados y la asistencia es voluntaria. Son proyectos reales contextualizados y conectados con las necesidades e intereses de los alumnos. No hay objetivos pedagógicos definidos, lo que se pretende es cubrir las necesidades del niño, los cuales suelen alcanzar distintos aprendizajes de una misma experiencia.
En la Yurta se le da especial relevancia al acompañamiento emocional del niño. Se trata una emoción cada semana y utilizan distintas estrategias para ello, por ejemplo, se puede utilizar el kamishibai, una técnica de narración japonesa basada en contar historias para alcanzar aprendizajes. También se trabajan las emociones identificando situaciones compartidas entre todos y reflexionando acerca de cómo se sintieron. Esto favorece la capacidad de los niños de evaluar sus emociones, identificarlas y lidiar con ellas; además de comprender a los demás, trabajando habilidades tan importantes como la empatía y la inteligencia emocional.
La Yurta es un excelente ejemplo de una pequeña comunidad comprometida con la educación en la que toda la familia participa activamente.
Gracias por dejarme compartir la tarde con vosotros.